Pies de loto
El vendado de pies
era la costumbre muy popular en China para más de 1000 años. Los orígenes de
esta tradición no son ciertos. Una leyenda dice que el zorro quería disfrazar
de la emperatriz y vendó sus pies para ocultarlos. La otra cuenta la historia de
Daji, una concubina favorita de Di Xin, el último rey de dinastía Shang, que
tenía pies deformados. Pidió a Di Xin que ordenara todas las mujeres a vender
sus pies. En esa manera sus propios pies se convirtieron en el canon de
belleza. La teoría más aceptada dice que esa moda empezó durante la dinastía
Tang (唐朝), cuando el emperador Li Yu vio a su cortesana bailando
en dedos del pie (como bailarina de ballet) sobre una plataforma dorada en
forma de loto. Todas las mujeres de
clase alta querían imitarla.
Al principio los pies de loto
fueron el símbolo solo de los ricos, pero luego eso cambió. Durante la dinastía
Qing (清朝) todas chicas que querían casarse, tenían sus pies vendados. (Excepciones:
por ejemplo, mujeres de minoría Hakka nunca practicaban el vendado
de pies). Hacia el siglo XIX, se estima que el 40-50% de las mujeres chinas todavía
vendaban sus pies. La costumbre fue prohibido en 1912, pero en algunas áreas
rurales aisladas no se abandonó completamente hasta 1949, cuando Mao
Zedong proclamó la nueva República Popular. No obstante, hasta hoy viven
algunas mujeres de avanzada edad con pies de loto. La última fábrica de zapatos para
mujeres con pies de loto parró la producción en. . . 1998.
El proceso de vendaje empezaba antes de que los pies de
las niñas desarrollaran, normalmente a edad temprana, entre los
2 y los 9 años. Los dedos de cada pie
eran doblados y presionados con fuerza contra la planta del pie hasta lograr
romperlos. El arco también se rompía a la fuerza. Los pies rotos requerían
mucho cuidado para prevenir infecciones. Vendado
y desvendado era repetido con la máxima frecuencia posible. El largo ideal era 8 cm (3 inch). Eso llamaron ´El loto
dorado´ (三寸金莲)
Ania
Winiarska
En el campo tampoco era habitual que las mujeres se vendaran los pies, porque les impedía trabajar. Por eso, aparte de por las razones que comentas, estaban mal vistos los pies grandes: sólo las campesinas los tenían.
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